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Este Mega-concurso Internacional de Origami (como ya debemos llamarlo por la gran cantidad de creadores inscritos) está dedicado al Señor Bernie Peyton, cuenta con él como invitado de honor y se le ha asignado el papel de Juez Honorario. Sin duda alguna, muchos de ustedes conocen, de hecho, al Señor Peyton y sus acciones; sin embargo, muchos carecerán de tal conocimiento, por lo que en este espacio queremos llevar a ustedes algo del porqué nos ha inspirado Bernie Peyton a dedicarle este concurso, cuales son sus cualidades y logros en su larga e interesante vida.
No pretendemos escribir aquí una larga biografía, pero si establecer dos vertientes fundamentales de la vida de Bernie Peyton que son las mismas vertientes de esta Justa; a saber, el origami y los Jucumaris. No sabemos si ambas nacieron juntas o si una fue antes y la otra después, habría que preguntárselo directamente a él, pero si podemos dar crédito que desde la perspectiva de hoy en día se ven juntas y personificadas en él.
De lo que si sabemos, pues está escrito en algunas recopilaciones biográficas, es que Bernie Payton desde la edad de 9 años conoció el origami. Por discreción no diremos la fecha, pero podemos imaginarnos al joven Bernie en el mundo de los modelos de Lilliam Oppenheimer, de los magos Harvin y Neal Elias y los origamistas John Nordquist, Fred Rhom y los latinoamericanos Ligia Montoya y Adolfo Cerceda; cuando los CPs y sus consecuencias matemáticas estaban apenas desarrollándose en alguna aldea japonesa, de la mano de Isao Honda, la familia Mihara e indiscutiblemente Akira Yoshizawa, y cuando posiblemente el origami no se llamaba tan extensamente origami sino “paperfolding”. Quizá Bernie buscaba los diagramas del Hiawatha de Neal Elias con la misma avidez que los jóvenes origamistas actuales buscan los diagramas del Ryu-Zin.
¿Qué paso después? Pues no lo tengo muy claro, pero el joven Bernie estudio su High School y dobló, estudio su biología en la Universidad y dobló, se graduó en la Universidad de Harvard en 1972 y dobló, creo su conciencia sobre los problemas de la vida y de la conservación del medio ambiente y dobló, viajó al Ártico en canoa y con sus dedos entumecidos también dobló, encontró su media naranja y dobló, viajó y dobló…y ¿a dónde viajó? Supongo que a muchas partes del mundo, pero también supongo que ningún viaje lo habrá marcado tanto como el que realizara a la comunidad peruana de Santa Catalina de Chongoyape en 1977 auspiciado por la Sociedad Zoológica de New York (hoy conocida como la Wildlife Conservation Society).
No pretendemos escribir aquí una larga biografía, pero si establecer dos vertientes fundamentales de la vida de Bernie Peyton que son las mismas vertientes de esta Justa; a saber, el origami y los Jucumaris. No sabemos si ambas nacieron juntas o si una fue antes y la otra después, habría que preguntárselo directamente a él, pero si podemos dar crédito que desde la perspectiva de hoy en día se ven juntas y personificadas en él.
De lo que si sabemos, pues está escrito en algunas recopilaciones biográficas, es que Bernie Payton desde la edad de 9 años conoció el origami. Por discreción no diremos la fecha, pero podemos imaginarnos al joven Bernie en el mundo de los modelos de Lilliam Oppenheimer, de los magos Harvin y Neal Elias y los origamistas John Nordquist, Fred Rhom y los latinoamericanos Ligia Montoya y Adolfo Cerceda; cuando los CPs y sus consecuencias matemáticas estaban apenas desarrollándose en alguna aldea japonesa, de la mano de Isao Honda, la familia Mihara e indiscutiblemente Akira Yoshizawa, y cuando posiblemente el origami no se llamaba tan extensamente origami sino “paperfolding”. Quizá Bernie buscaba los diagramas del Hiawatha de Neal Elias con la misma avidez que los jóvenes origamistas actuales buscan los diagramas del Ryu-Zin.
¿Qué paso después? Pues no lo tengo muy claro, pero el joven Bernie estudio su High School y dobló, estudio su biología en la Universidad y dobló, se graduó en la Universidad de Harvard en 1972 y dobló, creo su conciencia sobre los problemas de la vida y de la conservación del medio ambiente y dobló, viajó al Ártico en canoa y con sus dedos entumecidos también dobló, encontró su media naranja y dobló, viajó y dobló…y ¿a dónde viajó? Supongo que a muchas partes del mundo, pero también supongo que ningún viaje lo habrá marcado tanto como el que realizara a la comunidad peruana de Santa Catalina de Chongoyape en 1977 auspiciado por la Sociedad Zoológica de New York (hoy conocida como la Wildlife Conservation Society).
Santa Catalina es una comunidad de campesinos localizada en el departamento de Lambayaque en la región norte del Perú y sus habitantes son propietarios de una extensa región que abarca un cerro denominado Cerro Chaparri y sus alrededores. Bernie Peyton llegó allí en el año 1977; aunque todo comenzó en 1969, cuando por esas cosas de la vida, un joven fotógrafo peruano llamado Heinz Plenge entabló amistad con un habitante de Chongoyape quien le contó que había cazado un Oso de Anteojos en el cerro Chaparri. Heinz constató con sus propios ojos la presencia de estos úrsidos en el cerro por primera vez. Nueve años después llega Heinz con su amigo Bernie Peyton, entonces estudiante de doctorado y en plena investigación de los Osos Andinos, a la comunidad campesina de Santa Catalina de Chongoyape.
La historia de lo que aconteció en Santa Catalina es tan increíble y apasionante que ha motivado a Bernie Peyton a crear un cortometraje “Manos y Garras” donde se reseñan algunos de tales acontecimientos; el mismo nos lo cuenta de la siguiente manera:
“Regresé al Perú en 1999 con el fin de buscar otra manera más de promover la conservación del oso de anteojos, especialmente para llegar al público que no tiene acceso ni lee los artículos científicos. Estuve con Heinz Plenge filmando la fiesta de Qoylluriti (en esta fiesta religiosa peruana de orígenes ancestrales, se disfrazan de ukukus que son seres mitad hombre, mitad oso de anteojos) y en unos de esos días, recibí una llamada telefónica de INRENA (Instituto Nacional de Recursos Naturales) avisando que habían localizado una oso de anteojos viviendo en la casa de una familia campesina en Oxapampa. Lo comenté con Heinz y el me dijo que sin duda iba a confiscar la hembra y ponerla en una jaula. Entonces tome una decisión radical...compré la osa y la llevamos a la selva del Chaparri. Para ello construimos un corral electrificado que nos permitiera poder ir adaptándolo a su nuevo entorno: pero además decidí formar una compañía de filmación que me permitiera contar al mundo esta historia. Sin conocimiento alguno en hacer películas y con la primera experiencia en el cuido de osos cautivos, comenzamos la filmación y así nació la película "Manos y Garras" que logramos terminar en el 2001. Mi papel fue la parte técnica y la de Heinz eran las relaciones con la comunidad”.
“Regresé al Perú en 1999 con el fin de buscar otra manera más de promover la conservación del oso de anteojos, especialmente para llegar al público que no tiene acceso ni lee los artículos científicos. Estuve con Heinz Plenge filmando la fiesta de Qoylluriti (en esta fiesta religiosa peruana de orígenes ancestrales, se disfrazan de ukukus que son seres mitad hombre, mitad oso de anteojos) y en unos de esos días, recibí una llamada telefónica de INRENA (Instituto Nacional de Recursos Naturales) avisando que habían localizado una oso de anteojos viviendo en la casa de una familia campesina en Oxapampa. Lo comenté con Heinz y el me dijo que sin duda iba a confiscar la hembra y ponerla en una jaula. Entonces tome una decisión radical...compré la osa y la llevamos a la selva del Chaparri. Para ello construimos un corral electrificado que nos permitiera poder ir adaptándolo a su nuevo entorno: pero además decidí formar una compañía de filmación que me permitiera contar al mundo esta historia. Sin conocimiento alguno en hacer películas y con la primera experiencia en el cuido de osos cautivos, comenzamos la filmación y así nació la película "Manos y Garras" que logramos terminar en el 2001. Mi papel fue la parte técnica y la de Heinz eran las relaciones con la comunidad”.
Un largo y profundo estudio de los osos, una adecuada documentación de su situación y muchos años de trabajo, congojas y sudor culminaron en la creación de la primera reserva privada de Perú. Para ello Bernie y Heinz establecieron una estrategia notable al modificar el comportamiento cazador de los habitantes de los alrededores al Cerro ofreciendo la oportunidad de trabajo a un grupo humano carente de fuentes laborales y se logró que ellos mismos donaran los terrenos para su conservación. Hoy en día, ellos mismos son los cuidadores, guías y protectores de su propia reserva: el Área de Conservación Privada de Chaparri. Bernie Peyton acompañó estos esfuerzos hasta el año 1985 y la reserva fue debidamente creada en el año 2001: una semilla sembrada produjo un robusto árbol.
En 1984 Bernie Peyton obtuvo su Master of Science en Biología de la Vida Silvestre por la Universidad de Montana. Aunque el llamado profesional de Bernie se desplazó hacia otras especies de animales en vía de extinción, como el zorro kit, el mochuelo excavador y la rata canguro en el desierto de San Joaquín de California, su corazón permaneció junto al oso de anteojos lo cual se evidencia por su presidencia en el Grupo Especialista del Oso Andino (1980-1992), su presidencia compartida en el Grupo de Especialistas en Osos de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (1992-1998), director de la Asociación Internacional de Osos (1995-2001); grupos a través de los cuales ayudó a la creación de mas áreas de protección del Jucumari en 5 paises andinos.
En 1995 obtiene su Doctorado en Zoología por la Universidad de California en Berkely. Mientras todos estos extraordinarios eventos ocurrían, Bernie Peyton doblaba y doblaba. El no se había olvidado de su niño interior de 9 años y el aporte que su abuelo le diese al regalarle su primer libro de origami, uno de los editados en inglés de Isao Honda.
En 1995 obtiene su Doctorado en Zoología por la Universidad de California en Berkely. Mientras todos estos extraordinarios eventos ocurrían, Bernie Peyton doblaba y doblaba. El no se había olvidado de su niño interior de 9 años y el aporte que su abuelo le diese al regalarle su primer libro de origami, uno de los editados en inglés de Isao Honda.
Sin embargo, en 1998 otro extraordinario acontecimiento ocurrió en la vida de Bernie Peyton; un acontecimiento que nos une aun más a él como origamistas. A lo largo de muchos años, un acumulamiento inmenso de experiencia en el plegado sin duda debía de florecer en otro nivel y sin duda ningún mejor lugar que las convenciones donde, a través del contacto con otros origamistas, se despiertan las capacidades dormidas. Y fue allí, en las convenciones de Origami USA donde Bernie Peyton, inducido por Joseph Wu, Robert Lang y otros grandes origamistas, descubrió su Espíritu Creador. Ya no doblaría los magníficos modelos de otros, ya sus manos no recorrerían las aventuras de otros; la hora había llegado, el recorrería toda su historia diseñando sus propios modelos y, sin ninguna duda, sabía cuales modelos iban a salir de sus manos creadores: aquellos que observó, percibió, palpo y se compenetró durante su vida como científico.
En la quietud de su hogar en Berkeley, California, sobre una mesa de trabajo junto a una amplia ventana y una magnífica vista a un jardín diseñado más como selva amazónica que como ambiente subtropical, empezaron a nacer las creaturas de la selva: osos de todos tipos, en especial el de anteojos por supuesto, osos polares, pandas, osos negros, grizzlis, águilas, serpientes, ratas canguro, ranas, lechuzas, salmones, tiburones, elefantes, liebres; pero también ambientes, hojas, mares encrespados, corrientes turbulentas de ríos, cielos azules, en fin, todos los elementos necesarios para crear un origami muy especial, aquel que el mismo Bernie define como “something is going to happend!” ("¡algo está a punto de ocurrir!").
Así hasta el día de hoy. Son incontables sus aportes al mundo del origami, sus maravillosos modelos, sus talleres, sus videos, sus exposiciones alrededor del mundo y su participación en diversas convenciones. Sin ninguna duda, la dedicación de este concurso al Sr Peyton es un reconocimiento a uno de nuestros grandes Maestros.